"Al mirarle sentí mucho miedo, pues lo veía extraordinariamente excitado, y mi pánico iba en aumento al pensar que hacía ya demasiadas horas que me había ausentado de casa. Le dije que tenía que marcharme, pero no me hizo ningún caso. Pensé, pues, que lo mejor sería escabullirme. Cuando lo miré, por última vez, tenía la cabeza inclinada sobre la rodilla y limaba obstinadamente el grillete, mascullando imprecaciones contra aquel hierro y contra su propia pierna.
Al marcharme me detuve en medio de la niebla para escuchar y lo último que oí de aquel energúmeno fue el incesante chirrido de la lima" - Grandes esperanzas. Charles Dickens.
Biblioteca Nebrija:
8LI Dic THO cha
8LI Dic BRA cha
8LI Dic SEL gre
No hay comentarios:
Publicar un comentario