La Academia es una corporación de derecho público compuesta por científicos (los académicos). Se puede simplificar diciendo que se trata de una especie de club al cual sólo se puede ingresar por invitación. Las vacantes se eligen por votación de los académicos entre los candidatos presentados por ellos mismos. Las Academias son instituciones con siglos de existencia en muchos países y conservan en muchos casos un cierto aire de elitismo. Muchas personas en España las relacionan con la Academia de la Lengua, y con su misión por velar por las normativas del idioma. Pero las Academias cubren muchas otras actividades del conocimiento y en el caso particular de las ciencias jugaron históricamente un papel muy importante en su avance y organización. A la Academia de Ciencias pertenecen algunos de los mejores científicos de la Región (por supuesto, aunque son todos los que están, no están todos los que son).
¿Para qué sirve la Academia?
Su misión es promover la ciencia y la tecnología mediante actividades variadas. Desde la organización de conferencias y seminarios, a la convocatoria de premios para fomentar las vocaciones científicas en los jóvenes estudiantes. En otras actividades, somos un complemento, ayudando a las “Olimpiadas” científicas y en aquellas iniciativas que acercan la ciencia a la sociedad.
La Academia tiene como segunda misión asesorar en materias científicas a las diversas administraciones o entidades que lo soliciten. Esta labor de asesoramiento es cada vez más relevante, pues son más los asuntos que requieren contar con una información imparcial de sus razones e implicaciones científicas.
Y nuestra tercera misión, es realizar una labor de “lobby” frente a los responsables políticos. No nos cansaremos de insistir permanentemente en que las buenas palabras sobre la importancia de la ciencia se concreten en hechos, y que las políticas científicas se dirijan a fomentar la calidad y no la mediocridad. En estos momentos de cierta desesperanza general es más importante que nunca decir bien alto que la ciencia y la educación no son un gasto, son una inversión. Es la inversión más importante que siempre nos ha faltado y la que no nos cansaremos en seguir reclamando desde esta institución.
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